domingo, 24 de marzo de 2013

A disfrutar del sexo en el embarazo

Liliana y Mario (nombres ficticios) llevaban prácticamente cinco meses sin tener relaciones sexuales porque tenían la sensación de que podían afectar al bebé. Eso provocó problemas en su relación, a tal punto que él tuvo algunas aventuras amorosas que pusieron en riesgo su matrimonio.

María cuenta que estaba de tres meses de embarazo y sentía hasta vergüenza porque tenía un deseo inmenso de tener relaciones sexuales con su esposo, pero se las aguantaba porque le daba miedo dañar al bebé.

Mitos y creencias
La sexualidad durante el periodo de gestación gira alrededor de muchas creencias falsas. Se piensa que la mujer embarazada no debería tener relaciones sexuales porque podría lastimar a su bebé. Sin embargo, esto es solo un mito, dice la sexóloga Mónica Rivero.

Existe una disociación entre mujer-madre que culturalmente no se quiere aceptar, así como también está la idea de muchos esposos que les cuesta asimilar de que su mujer será la mamá de su hijo, lo cual les causa cierta ansiedad interior que se manifiesta con no querer tener relaciones por el bienestar del bebé.

El sexo es seguro
Por el contrario, dice la ginecóloga Mónica Raya, el sexo durante el embarazo es seguro, tanto para la mujer como para el bebé, mientras no haya contraindicación médica.

“Por este motivo, es tan importante acudir al ginecólogo obstetra para el control, donde se realiza no solo un examen clínico exhaustivo, sino que también se solicitarán los análisis de laboratorio necesarios para diagnosticar si existe algún riesgo obstétrico”, remarca la especialista.

Hay que considerar, añade Carolina Rivero, que no solo es el cuerpo de la mujer el que cambia con la gravidez, sino también lo sicológico y el entorno social que la rodea. “Los futuros papás que antes tenían una relación de pareja, ahora van a dejar de serlo para convertirse en una familia y todo cambio tiene su cuota de incomodidad”, manifiesta.

Aumenta el deseo sexual
Mónica Raya asegura que muchas mujeres experimentan durante el embarazo la sensación de que se acrecienta el deseo sexual, esto es debido al aumento hormonal que es propio de la etapa de gestación.

Existen embarazadas que descubren, además, que la mayor cantidad de flujo sanguíneo aumenta su capacidad de tener un orgasmo en más de una ocasión.

Fisiológicamente, expresa Mónica Rivero, la mujer en el periodo de embarazo posee mayor lubricación por el incremento de progesterona y estrógeno, lo que da como resultado mayor satisfacción sexual para ambos.

Lo que muchas mujeres no saben es que en realidad los cambios locales de vagina, útero y tejido muscular en un embarazo normal, gracias a la vasodilatación y la distensibilidad del tejido elástico, la capacidad de respuesta sexual más bien mejora, argumenta Carolina Rivero.

Apetito escondido
“El deseo sexual aumenta, pero como está escondido detrás del mito de que el sexo puede dañar al bebé, entonces queda totalmente abolido y pensamos que el embarazo es una época en la que la pareja solo puede demostrarse cariño ‘fraternal’, lo cual está muy bien. Sin embargo, esta es una etapa privilegiada en la que podemos aprovechar para mejorar nuestra sexualidad”, subraya la sexóloga.

Lo otro que provoca que la mujer esconda su deseo sexual, es que no se siente atractiva porque tiene panza o por los malestares propios del embarazo.

En todo caso, prosigue Rivero, es muy importante no quedarse con las dudas y preguntar a su médico de confianza para que se sientan seguros de lo que están haciendo y cambiar la calidad de la relación de la pareja.

En algunas disminuye
Sin embargo, Mónica Rivero indica que también hay ciertas féminas en las que más bien el deseo sexual disminuye durante la etapa de gestación.

Raya coincide en que algunas embarazadas sienten que el sexo es una incomodidad, ya sea por las náuseas, el dolor en los senos por la turgencia (hinchazón) y, en el último trimestre, por la incomodidad que genera el aumento del tamaño uterino por el crecimiento del feto.

Sexo y prematurez
“Las limitaciones y creencias las tenemos en nuestra mente y son imposiciones muchas veces culturales. Hay estudios que demuestran que no existe ninguna correlación entre la actividad sexual y el parto prematuro”, remarca Mónica Rivero.

Son múltiples los factores que condicionan y determinan el apetito sexual, entre ellos la genética, las hormonas, los sentidos estimulados, los centros nerviosos cerebrales, la edad, los condicionamientos y exigencias o prohibiciones culturales.

Las ginecólogas Denize Ramírez y Éricka Talavera son categóricas al afirmar que el embarazo no es una contraindicación para las relaciones sexuales, salvo que existan complicaciones.

Siempre y cuando el embarazo no tenga ningún riesgo de aborto, placenta previa u otros problemas relacionados con el bienestar de la mamá y del bebé, las relaciones sexuales durante el periodo de gestación no presentan ninguna contraindicación, coinciden las ginecólogas.

Contraindicaciones
Ramírez señala que hay algunos casos en los que el coito está contraindicado porque conlleva algún peligro para la madre o el bebé. En todo caso, es el ginecólogo el que debe determinar el posible riesgo y la necesidad de detener las relaciones sexuales. Por ello, insiste, son importantes los chequeos o controles periódicos.

Evitar el sexo
Mónica Raya detalla algunos casos en que no se debe tener relaciones sexuales:
- Cuando se presentan sangrados transvaginales, puesto que las hemorragias son signo de una posible complicación.
- Pérdida de líquido amniótico.
- Cuando se producen dolores o contracciones fuertes.
- Si se sufre de alguna infección vaginal, ya que estas impiden mantener relaciones vaginales hasta que se resuelvan.
- Cuando hay antecedentes de interrupción del embarazo sin causa aparente, entonces es conveniente espaciar las relaciones.
- Anomalías en la placenta.
- Cérvix dilatado, dado que la dilatación del cuello uterino puede facilitar la entrada de gérmenes en la cavidad amniótica.
- En un embarazo múltiple, a partir del último trimestre hay que frenar el coito. Las contracciones debido al orgasmo pueden dilatar el cuello uterino y causar riesgo de parto prematuro.

Las posiciones
Durante los últimos meses de embarazo, las posiciones para comodidad de la madre, tienen que cambiar. No obstante, antes de este periodo, la pareja puede seguir con una vida sexual igual a la que tenían antes del embarazo.

Raya agrega que es posible que las posiciones sexuales que antes y al principio del embarazo eran cómodas, les resulten incómodas e incluso sean hasta peligrosas en las etapas más avanzadas del desarrollo del bebé.

Las indicadas
“La más recomendada es en decúbito lateral. El varón debe ponerse en la misma posición por detrás de la mujer. Para tener relaciones sexuales, esta posición disminuye la cantidad de presión que se ejerce sobre el abdomen”, explica la ginecóloga.

Otras posiciones que se pueden practicar son: la versión del misionero en la que la mujer se echa boca arriba y el hombre está de cuatro patas sobre ella; la mujer encima del hombre, es una de las favoritas porque ella controla el ritmo y la penetración; en una silla el hombre se sienta cómodamente y ella se coloca de espaldas sobre él; por último, en una silla cara a cara, el varón se sienta en la silla y la mujer sobre él cara a cara.



Beneficios de las relaciones sexuales

Para la pareja y para el bebé

Los beneficios de las relaciones durante el embarazo son variados y entre ellos la ginecóloga Mónica Raya menciona:

Mejora la relación. El vínculo de la pareja se fortalece.

Más goce. Al poseer mayor lubricación en la mujer, aumenta el placer para ambos.

Nuevas experiencias. En los últimos meses, al tener el cuidado de no lastimar la pancita se da más importancia a las caricias, de esta manera descubren sensaciones nuevas juntos, las cuales no experimentaron antes.

Sin temores. Al no temer al embarazo, la pareja se siente más relajada y, por lo tanto, la satisfacción se eleva.

Para el bebé. Es placentero para los bebés, ya que en el útero los pequeños están mejor oxigenados gracias a la mayor afluencia de riesgo sanguíneo durante el coito.

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