domingo, 12 de abril de 2015

Rabietas infantiles, ¿QUÉ HACER?

LOS BERRINCHES A CIERTA EDAD, GENERAN FRUSTRACIÓN A LOS PADRES, QUIENES SE PUEDEN DEJAR MANIPULAR POR ELLO | ES FUNDAMENTAL MANEJAR LA SITUACIÓN APLICANDO PAUTAS CLARAS DE CONDUCTA.

¿Qué padres no vivieron alguna vez una rabieta de su pequeño retoño y más que eso, no supieron cómo manejarla?, seguro que una gran mayoría. Y es que definitivamente y como se afirma nadie nos enseñó a ser padres, pero hay pautas y reglas, que sin lugar a dudas, se deben aplicar para no caer en la manipulación y por sobre todo, para enseñarles a convivir y a manejar la frustración y el enojo.

El momento de la rabieta puede llegar a ser muy frustrante y angustiante para el niño y los padres por no saber, en la mayoría de las veces, como manejar la situación, pero es importante no ceder y más bien tratar de comunicarse y establecer normas simples y claras que el pequeño pueda comprender y aceptar de acuerdo a su edad.

“Las rabietas son comportamientos naturales durante el desarrollo de la primera infancia, son una expresión inmadura de las emociones que los niños manifiestan a través del llanto, gritos, pataletas y en algunas ocasiones se pueden dar con agresiones hacia sí mismos o hacia el entorno. Ellos recurren a esta herramienta cuando no pueden expresar claramente sus necesidades, para desahogar su frustración, expresar su enojo, buscar atención o para manifestar una situación de desagrado, como cansancio, hambre o enfermedad”, explica Mariana D´Amico, directora del kínder Creative Kids en Cochabamba. Cabe mencionar, que la frecuencia o la intensidad de las rabietas van de la mano con el desarrollo del lenguaje y con el nivel de tolerancia ante la frustración que tiene cada niño. Generalmente, los que tardan más en adquirir el lenguaje recurren a esta herramienta con mayor frecuencia. Es importante como adultos poder comprender, dar nuestro apoyo y enseñarles a encauzar sus emociones de una manera más positiva.

“Las rabietas generalmente comienzan alrededor de los 12 meses, aumentan cerca de los dos y tres años, etapa en que los niños desean ganar mayor autonomía, y disminuyen cerca de los cuatro, cuando adquieren un desarrollo adecuado del lenguaje y logran expresar sus emociones oralmente”, asegura D´Amico.



LA REALIDAD ACTUAL

Lamentablemente, la realidad supera la literatura y es que en mucha ocasiones, el sentimiento de culpa por ciertas situaciones que son muy frecuentes hoy en día, como que la mamá debe ir a trabajar y siente que abandona a su pequeño todo el día, la lleva a sentir que debe hacer ciertas concesiones más allá de lo necesario. Sin embargo, se debe analizar que se no se trata de ceder y de tomarlas como pequeñas batallas perdidas, porque ello impide tener una relación equilibrada y saludable con los hijos.

“Suele suceder que muchos papás no ven durante el día a sus hijos y cuando llegan a casa les cuesta mucho poner límites y por ello los evitan, queriendo compensar de esta forma la ausencia. Sin embargo, y aunque no es fácil, se debe educar, marcando límites y reglas, ya que la permisividad y la vulnerabilidad son actitudes que aprovechan los hijos para convertirse en pequeños tiranos de los padres”, explica.



¿QUÉ HACER FRENTE A UNA RABIETA?

“Es muy importante que el adulto mantenga la calma y pueda ofrecer al niño una respuesta y ambiente tranquilo ante esta situación. Definitivamente se deben evitar gritar o agredir al niño, obligarlo a callarse o consentirlo, ya que de este modo se entra en un juego de manipulación”, dice D´Amico.

Por tanto, no se debe ceder ante el berrinche y se debe mantener siempre de manera firme las reglas y normas establecidas previamente. Esto ayudará a reducir la tensión de todo el entorno, y hará que el niño se calme y pueda sentirse mejor.

“Una vez que la rabieta pasa, se debe hablar con el niño acerca de su comportamiento, que comprenda que actuó de mala manera y luego se le debe brindar afecto a través de un beso o un abrazo de contención”, explica.

Sobre este tema es importante saber que de alguna forma las rabietas o berrinches pueden ser positivas, ya que es una oportunidad para educar, para ayudar a formar el carácter, para establecer normas dentro y fuera del hogar y para colaborar en el proceso de adquisición del lenguaje, independencia y seguridad emocional.



MECANISMOS DE PREMIO Y CASTIGO ¿SON RECOMENDADOS?

“El castigo es uno de las medidas más frecuentes y, por ello, deben ser empleadas con mucho cuidado. En primer lugar porque un castigo repetido muchas veces puede perder su efecto corrector. En segundo lugar porque el castigo como respuesta ante una rabieta puede convertirse en un arma de doble filo, ya que a través de éste logra captar la atención y acabará recurriendo a ella”, dice D´Amico.

Una vez que ha pasado el berrinche, no se aconsejable castigar ni gritar al pequeño, sino darle seguridad y afecto, pero sin mimarlo en exceso ni darle ningún tipo de premio, explicándole que su comportamiento fue inadecuado.

“Del mismo modo es muy importante reforzar los comportamientos positivos, es decir, hacerle caso y alabarle cuando su conducta es la adecuada. El niño busca la atención de sus padres y si la consigue sobre todo cuando hace "cosas malas", le estaremos indicando que ese es el comportamiento que debe repetir para conseguir más atención”, asegura

D´Amico asegura que cuando las rabietas son autodestructivas, igualmente se debe tratar de mantener la calma.

“Es aconsejable sostenerlo con firmeza y llevarlo a un espacio donde puedan tranquilizarse sin que se lastimen o dañen a otros. Es difícil que razone en ese momento, pero sí vale la pena la reflexión y el afecto una vez que vuelve la calma. Si las rabietas empeoran o persisten en el tiempo, se debe consultar con un especialista para descartar algún problema más profundo y dar la ayuda necesaria a cada niño”, dice.



CUÁNDO ACUDIR CON UN ESPECIALISTA

En caso de no poder controlar las rabietas y de que éstas sean persistentes y Usted como papá o mamá sienta que pierden el control, es aconsejable acudir con un psicólogo o terapeuta.

Si su hijo presenta algunas de las pautas que se mencionan a continuación busque ayuda:

Durante las rabietas se lastima o lesiona a otros.

Las rabietas aumentan y persisten después de los cuatro años.

Presenta falta de aire o desmayos.

Presenta involución en las etapas de desarrollo que ya habían sido alcanzadas.

Las rabietas ocurren cinco o más veces al día.

Las rabietas ocurren también en la escuela.

Si su hijo tiene varios otros problemas de comportamiento.



La sugerencia más clara es que los padres actúen con determinación y que no se preocupen tanto por este tema. Los niños incluso cuando son bebés intuyen y captan la preocupación o las situaciones que se salen de control, por lo tanto si logran tener el control es muy probable que no se vuelvan a repetir.

*Recuerde que esta información solo sirve de apoyo, cualquier duda consulte con un especialista.



"Es importante que ante una rabieta, ambos papás reaccionen igual, por lo tanto deben ponerse de acuerdo sobre la actitud que asumirán"

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