domingo, 11 de mayo de 2014

Alergias comunes en niños

Hoy indagamos sobre un tema muy común en niños, que tienen predisposición a desarrollar diferentes tipos de alergias durante la infancia. Para ello, consultamos con el médico pediatra Moisés Ismael Cuzmar, quien explica que “una alergia es una respuesta exagerada de los mecanismos de defensa del cuerpo”.

“Es el propio sistema inmunitario del cuerpo que da una respuesta inflamatoria inadecuada y excesiva ante factores que habitualmente no son peligrosos para el organismo del pequeño”, dice. Los factores que desencadena la respuesta inmunitaria son conocidos como alérgenos. Los trastornos de tipo alérgico son comunes en la infancia y muchos niños alérgicos también padecen de asma”, explica.

Hay que tomar en cuenta que los alérgenos pueden respirarse, comerse o recibirse a través de una inyección.

Generalmente, el niño nace con la predisposición a la alergia y es el contacto con el medio ambiente lo que contribuye a ponerla de manifiesto. El niño puede tener mayor predisposición a padecer una alergia cuando hay antecedentes familiares.



ALERGIAS MÁS COMUNES

Las alergias a los ácaros del polvo, a medicamentos, a picaduras de insectos, a animales domésticos, al polen de las plantas, a los hongos, a ciertos alimentos, caspa de las mascotas, células muertas de la piel de las mascotas, ciertas sustancias químicas, están entre las más frecuentes en menores.

Entre los alimentos, los alérgenos más comunes incluyen maníes, frutos secos como avellanas, nueces, almendras o huevos, leche de vaca, cítricos y pescados y mariscos.

La reacción a los anteriores alérgenos se manifestarán como alergia respiratoria (tos alérgica, rinitis alérgica, sinusitis alérgica), como alergia cutánea (dermatitis atópica), como alergia gastrointestinal.

“Los pescados y mariscos pueden, aun en cantidades muy pequeñas, desencadenar una reacción alérgica muy severa que se denomina anafilaxia. La anafilaxia puede ser tan severa que llegue a poner en riesgo la vida del pequeño”, dice Ismael.



DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTOS

“Las alergias pueden ser diagnosticadas de la siguiente manera: lo primero es un interrogatorio adecuado y una cuidadosa exploración física por el médico de confianza”, dice.

Se realizan pruebas alérgicas con mediciones de las inmunoglobulinas que son las que se elevan cuando hay una reacción alérgica, radiografías de senos paranasales, rinoscopia, pruebas cutáneas o determinación de azúcares reductores en heces.

Según Ismael, todas las alergias tienen un tratamiento sintomático, es decir, tratar las manifestaciones de la reacción alérgica, como ser el prurito, el angioedema, la diarrea, los vómitos, la erupción cutánea, etc. Esto no quiere decir que se está haciendo un tratamiento definitivo. La exposición posterior a los mismos alérgenos volverá a presentar las mismas manifestaciones.

“Para ciertas alergias hay tratamientos de desensibilización a los alérgenos que sí constituyen una cura definitiva, pero esto no es posible en todos los casos”, indica el experto.

Para tratar las alergias se utilizan antialérgicos de varios tipos, esto determina el médico de acuerdo con la edad y el peso del paciente. Se llegan a utilizar corticoides, dependiendo de la severidad de la reacción alérgica. El tratamiento puede ser por vía oral o por medicamentos inyectados, ya sea vía muscular en endovenosa. Los casos severos deben tratarse en forma intrahospitalaria, los demás en forma ambulatoria.



RAZONES PARA ADQUIRIR UNA ALERGIA

Las razones para adquirir una alergia pueden ser las siguientes:

- Antecedentes familiares de alergia.

- Mayor predisposición en el sexo masculino a ciertas alergias como la rinitis alérgica.

- El nacimiento en épocas de polinización.

- La introducción prematura de ciertos alimentos.

- Madre fumadora durante el primer año de vida del pequeño.

- Exposición a los alérgenos domésticos.

COMO PREVENIRLAS

Hay múltiples maneras de prevenir las alergias, entre ellas están:

-Reducir el contacto del pequeño con alérgenos por vía aérea.

- Se recomienda evitar mascotas en el hogar o mantenerlas fuera de la habitación del niño, además de bañarlas regularmente.

-Quitar alfombras de la habitación del niño ya que acumulan más polvo que los pisos duros.

-Reducir la humedad relativa en la casa.

-Lavar la ropa de cama con agua caliente ayuda a reducir la cantidad de ácaros, organismos diminutos que se encuentran en el polvo.

-Mantener las ventanas cerradas durante la época de mayor cantidad de polen.

-Mantener el cuarto del niño lo más despejado posible, quitando muebles viejos, cortinas pesadas. Desempolvar frecuentemente la habitación.

-Evitar el uso de almohadas de plumas o colchones que acumulen mucho polvo.



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