miércoles, 24 de mayo de 2017

Expertos aconsejan no dar jugo de frutas a los bebés y muy poco a los niños

Los jugos de frutas aportan vitaminas, hidratan y hasta podrían favorecer la salud intestinal…

¿Cómo dudar, entonces, de ofrecer esta bebida a los hijos?

Ahora, sin embargo, los expertos recomiendan disminuir su consumo en los niños ¡y obviarlo completamente en los bebés! Entérate del porqué.

Un dulce problema

Por su alto contenido de azúcar, que contribuiría a un exceso de calorías y al riesgo de desarrollar caries dentales, los niños deberían consumir menos cantidad de jugo de frutas de lo que se creía hasta el momento.

Así lo alerta la Academia Americana de Pediatría (AAP), en un nuevo comunicado. Estas serían las recomendaciones puntuales:

• Menores de un año. No deberían beber zumos frutales, excepto que exista una recomendación médica para ayudar a tratar la constipación.

• Niños de 1 a 3 años. Pueden consumir hasta 4 oz de jugo 100% frutal al día.

• De 4 a 6 años. No más de 4 a 6 oz diarias.

• 7 años o más. Hasta 8 oz cada día.

"Los padres pueden percibir el jugo de frutas como saludable, pero no es un buen sustituto para las frutas enteras, y solo contiene más azúcar y calorías”, advirtió el Dr. Melvin B. Heyman, coautor del comunicado mencionado, según el sitio oficial de la AAP.

¡Pero no es solo cuestión de calorías!

Así como favorecer el consumo de calorías y azúcares, la falta de proteínas y fibra podría predisponer a los niños a ganar (o a perder) peso de manera inapropiada, agrega el portal AAP News & Journals Gateway. Por eso, se aconseja también:

• No dar a los niños pequeños botellas o sippy cups, que les permitan beber jugo fácilmente durante el día.

• Evitar ofrecer jugo a los niños a la hora de dormir.

• Promover el consumo de frutas enteras.

• Evitar completamente que consuman jugos sin pasteurizar.

Como ves, aunque en pequeñas cantidades aún podrías dárselo a tus hijos, el consumo excesivo de jugo de frutas podría tener más contras que beneficios para los más pequeños. Pero, si tienes dudas acerca de su salud, y antes de introducir cambios sustanciales en su dieta, consulta al pediatra.

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