La investigación, publicada en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology, sostiene que los sistemas sanitarios ahorrarían costes si recetaran de forma universal suplementos de yodo, cuyo déficit está relacionado con un retraso en el crecimiento físico y el desarrollo intelectual de los recién nacidos.
“Incluso una leve deficiencia de yodo durante el embarazo está asociada con un cociente intelectual más bajo en los niños”, explica Kate Jolly, coautora del estudio y profesora de Salud Pública en la Universidad de Birmingham.
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