Analizaron los datos de 14.000 nacimientos en el suroeste de Inglaterra y encontraron que las mujeres que amamantaban tenían una reducción del 50 por ciento en el riesgo de depresión postparto.
Esta protección frente a la depresión aumentaba con cada semana que se extendía el amamantamiento hasta el mes de vida. Creen que la liberación de hormonas que produce sensación de bienestar al succionar el bebé son las responsables de este efecto beneficioso.
No obstante, un dato alarmante, que hace ver la importancia de brindar ayuda adecuada a las madres que desean amamantar a sus bebés es que el riesgo de depresión aumenta a más del doble entre las mujeres que querían amamantar, pero no lo consiguieron.
Sentimientos como frustración, impotencia y culpa son habituales en las madres que se ven incapaces de dar el pecho, pero con el apoyo oportuno muchas de ellas podrán amamantar y las que no, necesitan ayuda para prevenir una depresión.
Una madre reciente puede llegar a verse muy presionada frente a las críticas del entorno, que le pueden llevar a tomar decisiones equivocadas. Lo que necesita es rodearse de personas que la apoyen y refuercen la confianza en su papel, tanto profesionales como familiares y amigos.
PREVENCIÓN La “mala fama” de la depresión postparto hace que la mujer se sienta culpable de sufrirla, acrecentándose así los síntomas. Expertos brindan algunos consejos para prevenir esta dolencia:
* El apoyo social es importante para reducir las posibilidades de desarrollo de depresión postparto en la mujer. La ayuda profesional a la hora de establecer correctamente la lactancia (dar el pecho se ha asociado con menor depresión postparto).
* Es importante que los profesionales sanitarios que están en contacto con la mujer tengan una adecuada formación en habilidades de comunicación y en la detección precoz de los trastornos afectivos para detectar riesgos y facilitar la intervención temprana.
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