martes, 16 de octubre de 2012

EL SÍNDROME DE ALCOHOLISMO FETAL

El síndrome de alcoholismo fetal consiste en una intoxicación alcohólica del embrión o del feto debido a un consumo de alcohol de la madre durante el embarazo, que afecta al desarrollo de los órganos.

El síndrome se puede manifestar por malformaciones, deficiencias intelectuales u otros traumas congénitos, según los órganos afectados. También, puede provocar trastornos comportamentales y una modificación de los rasgos de la cara.

Las manifestaciones clínicas y neurológicas ayudan a establecer el diagnóstico. Tres factores son característicos:

- Un retraso del crecimiento intrauterino, el cual es global. Eso significa que afecta tanto el peso, el tamaño y el perímetro craneal.

- Una dismorfia del cráneo y de la cara.

- Malformaciones y disturbios psiquiátricos.

Sin embargo, la ecografía permite observar algunas malformaciones, la cual puede permitir un diagnóstico antenatal.

El niño puede volverse adicto, debido a que ha recibido alcohol durante el embarazo, y si después del nacimiento ya no engulle alcohol, puede desarrollar un síndrome de abstinencia, por ejemplo: vómitos, disturbios del sueño, temblor e irritabilidad.

Acerca de los disturbios neurológicos, podemos encontrar un retraso motor, una hipotonía con predominio axial, una hiperactividad, trastornos de atención y de los aprendizajes, o también del comportamiento y de la personalidad.

En más del 50 por ciento de los casos, se puede observar una deficiencia intelectual, cuyo cociente intelectual es inferior a 70. En 10 por ciento de los casos, encontramos un retraso importante del lenguaje. Además, se reportan trastornos de las funciones visuo-espaciales, mnémicas, de las capacidades psicomotoras y de las funciones ejecutivas (problemas de planificación, por ejemplo).

El riesgo de daño neurológico es irreversible según la dosis recibida por el feto, la duración de la exposición y el periodo de exposición (más nefasto durante el primer trimestre del embarazo).

El alcohol pasa la barrera placentaria y llega al hígado del feto, el cual es inmaduro y no posee los medios de desintoxicación del hígado de un adulto. Una vez que las lesiones aparecen, son definitivas.

El papel del neuropsicólogo consiste en la prevención en tres etapas:

- prevención primaria: sensibilizar los efectos nefastos del alcohol desde la niñez (discursos en escuelas, por ejemplo).

- prevención secundaria: ayudar a las mujeres alcohólicas o las que ya tienen a un niño con el síndrome.

- prevención terciaria a través del apoyo dado a los niños afectados por el síndrome y sus madres.
(Voluntaria - Bélgica)

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