Ser padres conlleva pasar noches en vela durante los primeros meses del bebé, en los que el pequeño necesita llorar, ya que es una de las pocas formas que tiene de expresarse. Esto explica que no sea extraño que el recién nacido rompa a llorar durante la noche. Existen varios procedimientos, entre ellos la siguiente técnica: tras los rituales previos al sueño, los adultos dejan al bebé en su cuna y salen del cuarto. Aunque el bebé llore, no deben volver a entrar durante determinado lapso de tiempo, dice el método Estivill. En principio estos intervalos, recomienda, deben ser de tres minutos. Cuando regresan a la habitación, no deben alzar al niño en brazos, señala este método: solo calmarlo por medio de caricias y susurros, tras los cuales saldrán otra vez del cuarto. En esta ocasión deben dejar pasar un lapso mayor para volver a entrar: cinco minutos. Y repetir la secuencia. El siguiente período de espera deberá ser de diez minutos.
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