miércoles, 10 de septiembre de 2014

Dieta infantil tiene efectos de largo plazo

Los efectos de la leche materna en el sistema inmunológico infantil podrían persistir después de que la lactancia materna terminó, sugiere nueva investigación en monos difundida por la revista internacional Science Translational Medicine y la sociedad científica AAAS.

Entender los efectos de una dieta temprana en la inmunidad podría ayudar a investigadores a explicar por qué algunas personas responden de manera distinta a vacunas o son más vulnerables a infección o enfermedad auto-inmunológica. El científico Dennis Hartigan-O’Connor, junto con Amir Ardeshir y colegas, examinaron los efectos tanto de la lactancia materna como la alimentación con fórmula en la función inmunológica durante los primeros seis meses de vida de los monos bebés.

Los investigadores se sorprendieron al ver dos tipos distintos de sistemas inmunológicos desarrollarse y persistir en animales que habían recibido o leche materna o fórmula, respectivamente, cuando eran bebés. Las diferencias continúan inclusive seis meses después de que dejaron de ingerir leche materna y los animales comenzaron a recibir dietas idénticas.

Bacterias protectoras

Hartigan-O’Connor y su equipo rastrearon estas diferencias inmunológicas en las bacterias comensales en el intestino, poblaciones que podrían ser formadas por una dieta temprana.

Por ejemplo, los animales alimentados con leche materna desarrollan más de un tipo de célula inmunológica (células Th17) que se pensaba eran importantes para la protección contra la infección invasora de la Salmonella. En teoría, los individuos que no tenían una microbiota que apoyara el desarrollo de estas células a una edad temprana podrían ser menos capaces de resistir una infección sistémica de Salmonella más tarde, dicen los investigadores.

Se cree que la bacteria comensal intestinal produce compuestos que aumentan la inmunidad como un producto derivado de su metabolismo. En general, monos de seis meses a un año de edad que lactaron tenían poblaciones de bacterias comensales ricas y más diversas que sus contrapartes alimentadas con fórmula. Los resultados sugieren que la bacteria comensal intestinal —la cual es formada por una dieta temprana— deja una huella duradera en el sistema inmunológico.

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