Vestida de blanco y con ocho meses de gestación, la anfitriona recibió personalmente a amigos y parientes en compañía de su esposo, Rubén Méndez Tarabillo, y de su primogénito, Sebastián, de cuatro añitos.
La decoración estuvo en manos de Carol, que optó por los colores dorado y rosa, con toques vintage; mientras que los postres fueron de la Dulce Patisserie, y las pastas de las mágicas manos de su querida suegra
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