domingo, 14 de julio de 2013

La alimentación saludable por cada etapa de la vida

a) NIÑA O NIÑO DURANTE LOS SEIS PRIMEROS MESES DE VIDA:

Comience la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses.

Fomenta el vínculo afectivo entre la madre y el niño.

Es importante:

- La leche materna en la alimentación del lactante.

- El calostro en los primeros días del recién nacido.

- La alimentación balanceada de la madre que da de lactar.

Mantenga las técnicas correctas de amamantamiento, manejo de hábitos y creencias en relación a la lactancia materna, técnicas correctas del lavado de manos con agua y jabón antes y después de dar de lactar.

Las niñas y niños tienen derecho a una lactancia materna exclusiva.

b) NIÑA O NIÑO DE SEIS MESES A DOS AÑOS:

Comience la alimentación complementaria adecuada a partir de los seis meses de edad y la prolongación de lactancia materna hasta los dos años de edad.

Infórmese sobre el inicio de la alimentación complementaria con alimentos semisólidos como: papillas, mazamorras y purés; aumentando la cantidad a medida que la niña o niño crece, y modificando la consistencia a mayor edad.

Infórmese sobre la alimentación de la niña o niño con tres comidas diarias y dos entre comidas conforme crece y desarrolla.

Es importante los alimentos de origen animal como: carnes, hígado, pescado, sangrecita, huevos, leche, queso; en la alimentación diaria de las niñas y los niños.

Incentive en sus niños el consumo diario de frutas y verduras de la zona.

Sea higiénica (o) y tenga cuidados en la manipulación, conservación y almacenamiento.

c) ETAPA PRE-ESCOLAR (TRES A CINCO AÑOS)

El ritmo de crecimiento es menor que en el primer año de vida, pero aún así los requerimientos nutricionales son elevados.

Son importantes las comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y los refrigerios de los niños (media mañana y media tarde).

Incentive el consumo de alimentos de origen animal como carnes, hígado, pescado, sangrecita, huevos, leche y queso y que enriquezcan las comidas de las niñas o niños con una cucharadita de aceite vegetal en las comidas principales. Promover el consumo de frutas y verduras en la alimentación diaria.

Fomente el:

- Consumo de dos a tres tazas de leche o derivados para cubrir las necesidades de calcio.

- Respeto al ritmo de alimentación de la niña o niño no forzándolo a comer.

- Lavado de manos con agua y jabón de las niñas y niños antes y después de ingerir los alimentos y el cepillado de dientes después de las comidas.

d) ETAPA ESCOLAR (SEIS A NUEVE AÑOS)

El crecimiento y la ganancia de peso son lentos pero uniformes. El peso aumenta a un ritmo de 2,5 a 3,5 kg./año y la talla aumenta a razón de unos 5 a 8 cm/año hasta el inicio de la pubertad. Se trata de una etapa de preparación para el desarrollo y el crecimiento característicos de la adolescencia que sobrevendrá posteriormente. Una correcta educación nutricional es fundamental, pues estas edades constituyen el comienzo de un periodo trascendental para la adquisición de hábitos alimentarios saludables.

Promueva el consumo de una alimentación balanceada y variada de la misma olla familiar.

Fomentar el incremento en la cantidad de alimentos de acuerdo a la edad y al apetito de las niñas y niños.

Es importe tener en cuenta la higiene en la preparación y consumo de los alimentos.

Cuide del lavado de manos con agua y jabón de las niñas y niños antes y después de ingerir los alimentos y el cepillado de dientes después de las comidas y la autonomía en la alimentación de la niña o niño.

Favorezca los horarios agradables tanto en la institución educativa como en la familia para el consumo de los alimentos.

Promueva la actividad física en base al juego, de acuerdo a la edad y a los intereses de la niña o el niño.

e) ADOLESCENTE (DE 10 A 17 AÑOS)

Las necesidades nutricionales de las y los adolescentes están estrechamente relacionadas con la maduración biológica y los cambios propios de la pubertad, se debe tomar en cuenta los cambios propios en la evolución de la personalidad, como el afianzamiento de la independencia, la búsqueda de nuevos patrones de socialización, la preocupación por la figura corporal, etc., que condicionan nuevos estilos de vida y patrones de alimentación.

Promover la importancia del:

- Consumo de una alimentación balanceada y variada de la misma olla familiar, teniendo en cuenta la edad, sexo y actividad física que realiza la y el adolescente.

- Desayuno consistente para cubrir sus necesidades de energía durante las actividades intelectuales y físicas que realiza.

- Refrigerios saludables que incluyan diariamente frutas, jugos, refrescos de frutas naturales o agua sola.

Incentivar el consumo diario de frutas y verduras.

Incentivar el consumo de tres tazas de leche diaria en cualquier forma de preparación.

Motivar para que la hora de comer sea un espacio agradable de relajamiento, de comunicación y aprendizaje sobre normas de alimentación.

Capacitar en aspectos relacionados con la autoestima y patrones estéticos de alimentación y nutrición.

Fortalecer las habilidades para la toma de decisiones adecuadas en relación a la alimentación y nutrición saludable.

Tomar en consideración especial a las y los adolescentes que trabajan y los que empiezan a tener una presión excesiva con los horarios de estudio en la secundaria o la universidad, que condiciona el no dar prioridad a una alimentación sana y el usar el recurso fácil de las “comidas rápidas”.

Promover el ejercicio y el deporte en las y los adolescentes.

f) ADULTOS

En esta etapa ya no existen las elevadas demandas energéticas y nutritivas de las anteriores, siendo estas necesidades sensiblemente menores en relación con el peso corporal, y dependen, entre otros factores, de la edad, el sexo, actividad que realiza el adulto, complexión (fuerte, mediana, delgada), metabolismo y el grado de actividad física.

En el inicio de la pubertad y hasta el final de la adolescencia es cuando se produce el crecimiento más rápido de la masa ósea, y desde ese momento hasta los 30 años aproximadamente se produce la consolidación del hueso. El aporte adecuado de calcio a través de la alimentación, es un factor importante como prevención de la osteoporosis (descalcificación del hueso) a lo largo de la vida.

En la mujer, las necesidades de hierro y ácido fólico son mayores que en el hombre y las necesidades de nutrientes en el periodo del embarazo y lactancia se acentúan aún más. En esta etapa de la vida de la mujer se produce un aumento de las necesidades nutricionales, para cubrir el crecimiento y desarrollo del feto, del lactante y los cambios experimentados en la estructura y el metabolismo de la madre.La promoción de la actividad física practicando algún



Ejercicio, deporte o simplemente haciendo una caminata de 30 minutos diariamente, son elementos complementarios para una nutrición saludable en cualquier etapa de la vida adulta.

Promover el consumo de:

- Una alimentación balanceada y variada, en cantidades adecuadas a las necesidades del organismo y adaptada al modo de preparación culinaria de cada familia.

- Alimentos ricos en calcio, como la leche y derivados, especialmente en las mujeres a partir de los 45 años, debido a que su absorción de calcio es menor a esa edad y previene la osteoporosis.

- Frutas y verduras, diariamente, de la zona y de estación y de preferencia en forma natural.

- Carnes magras como el pescado, pollo, cuy, etc., que tienen bajo contenido de colesterol.

- Alimentos ricos en fibra como el pan integral, los fideos integrales, las frutas con cáscara o secas para favorecer el tránsito intestinal y prevenir enfermedades digestivas y el cáncer.

- Alimentos frescos y evitar el consumo de las llamadas “comidas rápidas” y en conservas (hamburguesas, hot dog y frituras en general), que tienen un alto contenido de grasas saturadas y colesterol malo que son perjudiciales para la salud. En lo posible no reutilizar o reciclar el aceite o grasa.

- Azúcar y sal, de manera moderada, en hombres y mujeres (asegurar que la sal esté yodada).

Incentivar el consumo diario de pequeñas cantidades de aceites y grasas vegetales como el aceite de oliva, de maíz de girasol, de palma, especialmente en ensaladas, que son saludables, accesibles y reducen el riesgo de problemas cardiovasculares.

Informar y educar sobre el riesgo del consumo de conservas o platos preparados fuera de casa, que pueden conllevar a problemas de contaminación y disminuir el valor vitamínico y mineral de las comidas.

Incentivar el consumo de agua segura y en cantidades de dos a tres litros diarios.

Promover actividad física a través de la práctica de algún ejercicio, deporte o simplemente una caminata de 30 minutos tres veces por semana.

Restringir el consumo de alcohol y tabaco en mujeres y varones.

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