jueves, 4 de junio de 2015

Peligros del andador

Además del riesgo de sufrir accidentes, leves o severos, otro de los perjuicios para tu niño al usar un andador es que posterga su desarrollo motriz. Sí, es cierto, tener a mano un andador se ha constituido en una necesidad, pero no siempre resulta lo más conveniente.

Recurrir a este tipo de artefacto “no es recomendable, es como ponerle rueditas a un niño que no tiene ninguna noción del peligro, por lo que es propenso a accidentes como chocar con las puntas de las mesas o caer por las gradas. Incluso jalan los cordones de los artefactos eléctricos”, advierte la pediatra Tania Strassburger.

Su colega y también cirujano Edwin Dolz añade que las lesiones pueden ir de leves a muy graves, además sostiene que este aparato está prácticamente en vías de extinción en los países desarrollados, donde se ha comprendido mejor los verdaderos peligros que representa.

Por lo general se recurre al andador al octavo mes de vida, edad en la que el niño empieza a conocer su cuerpo. Lo ideal es que intente moverse sobre cuatro puntos de apoyo (en posición de gateo), lo que le permitiría medir su capacidad de desplazamiento y usar la lógica para avanzar hacia adelante. En un andador estas habilidades son anuladas y, por consiguiente, se afecta su desarrollo psicomotriz. Si ejercita el gateo es de esperar que empiece a movilizarse entre los nueve y diez meses.

En un artefacto con ruedas, el niño logra moverse sin ningún esfuerzo, pero si está echado en el piso primero deberá prestar atención a su entorno y darse modos para llegar donde desee, explica la fisioterapeuta kinesióloga, Marcela Barragán.

“El andador también seca su pisada. Si pones de pie a un niño de diez meses que ha usado andador generalmente se para de puntas porque apenas apoyó los dedos consiguió moverse; el cerebro graba esa pisada y construye así su esquema corporal, se siente muy cómodo y piensa que es así que debe pararse y avanzar”, añade.

A eso se suma que el andador puede afectar las rodillas y la rotación de cadera de los infantes.

Los tres profesionales coinciden en que es preferible que utilicen los saltadores, siempre que no sea por mucho tiempo y que no les permitan desplazarse.

“Si el saltador es fijo, no causa ningún problema pues va grabando cómo es la pisada, pero debe ser un periodo corto porque el peso (del cuerpo) y la gravedad son demasiado para la columna”, indica Barragán.

Motiva

En el piso el niño podrá explorar y conocer su entorno. Cuida que sea en un ambiente cálido y con mucha estimulación visual para que pueda desarrollar más capacidades y aprenda a movilizarse por sí mismo.

Empujador

Estos equipos (en forma de auto o animal) sirven para que el niño se apoye al andar. Cuentan con sistema de frenos que se regula para que no vaya muy rápido. Igual debes supervisar.

Fuente: Marcela Barragán Lic. Fisioterapeuta-kinesióloga Revisora sistemática Cochrane U.K. (calle Carlos Quintela Flores, Edif. 7, piso 4, of. 4B, entre 13 y 14 de Calacoto.), Tania Strassburger Pediatra (Embriovid calle 21 de Calacoto 8239) Edwin Dolz Pediatra (MiDoc Edif. Altamira, P-2, Av. Arce 2789 esq. Cordero).

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