miércoles, 19 de julio de 2017

Los 3.000 días clave



Pocas veces los padres de familia han debido escuchar sobre el umbral de los primeros 3.000 días en la vida de todo infante... En realidad es un hito establecido en los informes de la UNICEF que marca el prólogo de la neuroplasticidad del niño; dicho de otra forma, es el periodo clave en el que se debe detectar cualquier riesgo psiconeurosensorial —algún tipo de retraso— en los pequeños.

Estos retrasos en el desarrollo del niño pueden manifestarse en funciones motoras como dificultad al sentarse, gatear, ponerse de pie, manipular objetos, manejarse de manera independiente, la adquisición de lenguaje, la interacción con los padres o involucrarse en los juegos. Cualquiera de estas señales podría constituirse en un serio indicador para determinar, durante los primeros años de vida, el grado de desarrollo del sistema nervioso.

Los niños pueden presentar desde un simple retraso subsanable hasta algún tipo de daño cerebral, como ser: disfunción cerebral mínima, parálisis cerebral, autismo, entre otros, que pareciera que no necesitan tratamiento pero que se van agravando cuando los afectados tardan en caminar o en desarrollar el lenguaje.

El desarrollo cognitivo final debería alcanzar su máximo en esos 3.000 días; sin embargo, los padres no siempre se dan cuenta y quieren intervenir cuando los niños están por ingresar a la escuela o tienen serias dificultades en las aulas.

La responsabilidad, no obstante, no solo involucra a los progenitores, sino también es una omisión del sistema nacional de salud, que no está preparado para detectar, prevenir o tomar acciones correctivas.

El sistema de salud

¿Por qué el sistema de salud no reacciona sobre estos casos?

A decir de la psicóloga y kinesióloga, además de doctora en Neurociencias, la chuquisaqueña Ivonne Ramírez, el sistema no ha asimilado ninguna de las experiencias que pusieron en práctica UNICEF y otros programas especializados en el país, los cuales terminaron desarrollándose al margen de las políticas públicas.

Las causas obedecen a la falta de capacitación de los profesionales y las limitantes de recursos humanos en los centros de atención en salud.

Buscando una atención ideal para el contacto con los niños, ya no solo se requiere la intervención de un médico y una enfermera, sino de todo un equipo profesional que incluya psicólogos, fonoaudiólogos, fisioterapeutas, lo que significaría una reconfiguración del equipo médico convencional, según Ramírez.

Proyecto en curso

Con un panorama claro respecto a estas debilidades, un equipo de profesionales de la Facultad de Ciencias Tecnológicas de la Salud (CITESA) de San Francisco Xavier, encabezados por la doctora Ivonne Ramírez, puso en marcha un proyecto de investigación en coordinación con el Comité Académico Doctoral del Área Social y la Universidad de Almería (España).

El “Proyecto de detección y atención temprana al riesgo del neurodesarrollo y psicosocial del menor de cinco años” logró el segundo lugar en la convocatoria a proyectos concursables, gestión 2017-2018, que promovió la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional.

Ese proyecto, que propone desnudar la situación actual a la que se enfrentan miles de niños en el país, plantear mecanismos de detección, y validar protocolos de atención, estableció alianzas estratégicas a través de convenios con el hospital Universitario, los hogares Tata San Juan de Dios y Poconas y la Guardería Universitaria en Sucre; el hospital Hernández Vera (Santa Cruz) y la Fundación Tréveris, que interviene en los municipios chuquisaqueños de Sopachuy, Azurduy, Alcalá, Villa Serrano y Padilla.

En estas instancias se desarrollarán los procesos de investigación articulados al proceso enseñanza-aprendizaje de grado y posgrado, para generar investigaciones que contribuyan a una comprensión y aporte a la transformación de esta problemática en la región.

Ramírez precisa a ECOS que la intención del proyecto es investigar y capacitar a recursos humanos en forma paralela, a fin de que los nuevos profesionales para el mercado sepan qué hacer si se encuentran con casos de deficiencias en el neurodesarrollo del niño.

“Queremos desarrollar una red de profesionales en pro de una infancia para el 2050; desarrollar una mejor cultura de cómo cuidar a futuro a los niños para no solo limitarse a la alimentación y el cambiado de pañales. El juego no es una actividad improvisada sino que debe ser de formación”, dice la destacada profesional local.

Los recursos para este proyecto se desprenden del fondo concursable ganado, cuyo financiador, la Junta de Andalucía, proporcionará 40.000 euros, en tanto que San Francisco Xavier aportará una contraparte equivalente a unos 10.000 euros en infraestructura, acondicionamiento de ambientes y la asignación de recursos humanos para este fin.

El proyecto empezó en marzo y, con el apoyo de Andalucía, terminará en marzo de 2018. Sin embargo, la Universidad garantiza su sostenibilidad con la contratación de recursos humanos propios de la Facultad, equipamiento e infraestructura.

La oficina del “Proyecto de detección y atención temprana al riesgo del neurodesarrollo y psicosocial del menor de cinco años” funciona en el segundo patio de la Facultad de CITESA, ubicada en la calle San Alberto esquina Bolívar, de la ciudad de Sucre. Allí se hacen las evaluaciones a menores de edad. •

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