martes, 1 de agosto de 2017

Violencia obstétrica: Un tipo de violencia silenciosa

POCAS VECES SE PIENSA EN LA GESTACIÓN, PARTO Y POST PARTO COMO UNA SITUACIÓN TRAUMÁTICA Y DE VIOLACIÓN DE DERECHOS | SIN EMBARGO, ES EN ESTOS ESPACIOS DONDE SE ENCUENTRAN LAS VÍCTIMAS MÁS AISLADAS e IGNORADAS DE LA SOCIEDAD.

El hacinamiento y el alto número de partos en hospitales públicos es causa de que mujeres en estado de gestación y neonatos sufran de violencia obstétrica a través de una serie de intervenciones rutinarias innecesarias y dañinas por parte del personal médico, paramédico y de apoyo. Todos los días nacen niños y niñas pero poco se sabe sobre la violencia que se ejerce en las salas de parto. El tema de incremento de nacimientos a diario, la falta de camas y el reducido personal en los hospitales públicos, han sido las causas para olvidar el parto respetado, ejerciendo de este modo violencia obstétrica. Hoy en día se altera el proceso natural del parto de bajo riesgo, mediante el uso de técnicas de aceleración e inducción del parto, como la oxitocina intravenosa y el suero; muchas veces sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer.

El nacimiento marca de manera tajante la salud física, mental y la vida en general de las personas. Por esta razón, la manera en que un ser humano llega a este mundo es de vital importancia para él, sus progenitores y para la sociedad en la que nace.

La OMS define a la violencia obstétrica como, “la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por prestadores de salud, que se expresa en un trato jerárquico deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres". En septiembre de 2014 se publicó una declaración en la que se denunciaba el maltrato y la falta de respeto en la atención al momento de dar a luz, promoviendo de esta manera la formación de políticas de control de calidad en los centros de salud y la implicación de todos los intervinientes, incluidas las mujeres, a quienes se exhorta a denunciar las malas praxis y a reclamar un trato digno y respetuoso hacia sí mismas y sus criaturas.

Los factores influyentes en el nivel de concientización, cuestionamiento, modificación y mejoramiento de algunas prácticas antiguas y repetidas mecánicamente son: la naturalización de las prácticas rutinarias médicas y las características machistas o protocolo de las intervenciones que históricamente se han dado en el sistema de salud y el desconocimiento y la falta de información de las pacientes.

El miedo cultural es un factor importante. Se cree que gestar es un período de “vulnerabilidad”, como si todas las enfermedades y riesgos estuvieran al acecho. Algunas mujeres se asustan de solo pensar en las contracciones.

Lo sagrado que significa materializar el espíritu de un ser al parirlo, hoy en día se programa como si fuera una cita al dentista.

“Nos han hecho creer que no somos capaces de parir a nuestros propios hijos e hijas, nos tratan como objetos y han convertido este acto, en un negocio lucrativo para las clínicas y hospitales”, asegura Pabla Pérez, autora del libro “Manual Introductorio a la Ginecología Natural”. El nacimiento común en estas instituciones es un suceso frío, despersonalizado y excesivamente intervenido por diferentes manos, generándose en casi el 90 por ciento de los casos el primer trauma, que es el de nacer bajo violencia obstétrica. Todo es muy raudo, frívolo y agresivo. Pocos profesionales de salud aseguran el apego inmediato de la madre y su bebé, así como la estimulación de la lactancia materna temprana. Para el sistema médico es un número más que se suma a su larga lista de atención.

La situación es compleja. Querer cambiar estas prácticas costará años y años de un duro trabajo, si bien existen leyes que respaldan a la mujer (como la 348, la 475, y derechos universales; derecho a la salud y derechos sexuales y reproductivos), existen obstáculos que siempre van a ser justificados.

Se trata de educar, informar, y otorgar las herramientas necesarias para incentivar a nuestras mujeres a que se empoderen y de esta manera exigir y hacer valer sus derechos. Basta con cuestionarnos si somos objetos de estudio o seres humanos con dignidad.



El Estado y los gobiernos departamentales son responsables de garantizar el derecho a la salud, la cual es la disciplina encargada de la protección de la salud a nivel poblacional. El tema de la violencia obstétrica debe ser agenda de la salud pública.



El proceso de la gestación y el parto son momentos en que las mujeres están vulnerables a distintos tipos de vejaciones relacionadas con su salud reproductiva. Es una problemática vieja, pero nueva; actualmente ya se habla del tema pero sigue ocurriendo en muchos lugares y no todas las mujeres entienden bien a qué se refiere el término.

FORMAS DE VIOLENCIA OBSTÉTRICA:

Acciones directas contra la mujer

• Ser obligada a estar inmovilizada durante la labor y el parto, impidiendo hacer otras posturas.

• Ser amarrada y/o inmovilizada contra su voluntad.

• Ser obligada a callar.

• Agresiones verbales de carácter sexual (chistes y comentarios sexuales, referencias negativas a la sexualidad de la mujer).

• Impedir la presencia de un acompañante (esposo, madre).

• No detenerse cuando se realizan procedimientos dolorosos, innecesarios o violentos a pesar de solicitarlo (por ejemplo tactos excesivos o muy dolorosos, ruptura de membranas).

• Ser separada del bebé por demasiado tiempo sin explicaciones.

• Ser humillada por parte del personal médico y/o enfermeras durante tu embarazo cuando se exige información y opciones.



En cuanto a medicación



• Aplicación anestesia epidural u otros procedimientos sin consentimiento.

• Aplicación de intervenciones innecesarias en contra de la voluntad (enemas, rasurado).

• Realización de episiotomía innecesaria sin informar los riesgos del procedimiento.

• Interferir con la lactancia materna, no brindando información ni acompañamiento.

• Ser víctima de esterilización sin consentir el procedimiento o sin ser informada.



En cuanto al personal médico



• Violencia verbal por parte del personal médico y/o enfermeras.

• Staff médico actúa como si la parturienta no estuviera presente, ignorando incluso sus preguntas y peticiones.

• Presencia de múltiples extraños sin consentimiento durante la labor y/o parto.

• Filmar, tomar fotos u otros registros audiovisuales sin consentimiento de la mujer.

• Inducción de parto y otras intervenciones sin consentimiento y sin informar riesgos y opciones.

• Realización de cesáreas innecesarias en contra de la voluntad y/o sin informar riesgos y opciones.

• Negar el acceso a la historia clínica.

• Utilizar a la madre sin su consentimiento, como instrumento para la enseñanza a estudiantes de medicina de procedimientos dolorosos, riesgosos (para ella y el bebé) y/o innecesarios.

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