No son médicas, parteras, ni cuentan con titulación oficial en la materia que las concierne, aunque sí con nociones que las permitan proporcionar apoyo emocional a las mujeres durante todos los ciclos que comprende el embarazo, porque las doulas o dulas son, en todo caso, eso, acompañantes que dan aliento y proporcionan herramientas a las madres (así como a sus familias) para afrontar el proceso de gestación, alumbramiento, la posterior etapa de postparto y la crianza del recién nacido. Etimológicamente, esta definición procede del griego antiguo, tiempo donde la emplearon de forma negativa para denominar a la mujer esclava que servía a otra de mayor rango. También a los hombres de un estrato superior. Motivo, por el cual pasaron unos siglos para que la antropóloga Dana Raphael hablara de doula en su libro The Tender Gift: Breastfeeding (1955) como aquella mujer experimentada que ayudaba a embarazadas, especialmente durante la lactancia y el cuidado del recién nacido en Filipinas.
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