Con la participación de 20 lactantes de menos de nueve meses se les enseñaron a reproducir ritmos musicales tocando sobre pequeños tambores, por otra parte un grupo de 19 niños de la misma edad, se les entregó otro tipo de juguetes como automóviles y cubos.
Una semana después de la experiencia los bebes fueron sometidos a pruebas con el objetivo de determinar los lugares precisos del cerebro donde se producía mayor actividad.
Finalmente se constató que los infantes a los que se impulsó a participar en los juegos que implicaban música, mostraron una mayor actividad en las regiones del cerebro importantes para el aprendizaje del lenguaje.
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