La mayoría de los especialistas dirían que no hay un momento perfecto para tener hijos: a veces se cuenta con estabilidad emocional y de pareja, en otras ocasiones se tienen los medios económicos para poder mantener un bebé, pero muy raras veces se logra tener todo al mismo tiempo. Por ejemplo, a los veinte es evidente que una mujer tendrá más energía para correr detrás de su hijo y cuidarlo, pero es probable que los recursos económicos sean reducidos. A los treinta y tantos o cuarenta es probable que tenga mayor estabilidad económica, pero le será más difícil embarazarse y, en el futuro, seguirle el ritmo al bebé.
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